lunes, 1 de diciembre de 2008

Sobre la obra de Carmen Puente


 

Parece que ante todo Puente (así le gusta que le digan) es Dibujante, y no tiene que ver con que desde chiquita haya dibujado de forma obsesionada y que ahora tenga una habilidad extraordinaria para dibujar de manera hiperrealista, tiene más que ver con las posibilidades que permite el trazo medio mal hecho, que no contrarresta de ninguna manera la calidad de su obra si partimos del hecho de que así le gusta; se puede ir allanando algunos temas que le interesan a partir de esa peculiaridad, su trazo es distintivo en todos los soportes que trabaja, hasta podría hacer tatuajes –que de hecho seria una buena idea,  y el trazo seguiría con esa exquisitez que empapa mucho de lo que ella hace. 

 

¿“Un trazo medio mal hecho”? Murales, playeras, dibujos sobre papel, collage y sobre todo su pintura tienen esa particularidad, líneas hechas a mano alzada, una mano que parece que tiembla, en donde las líneas son distorsionadas por su pulso y no tiene ningún reparo en evitarlo.

Los trazos medio mal hechos se hacen presentes sobre todo en sus dibujos arquitectónicos: cortes y perspectivas que en el ámbito de la arquitectura demandan precisión en el dibujo ya que éste resulta un contenedor sustancial de información. Parece que a Puente  poco le importa esa precisión y será porque ella no es se dedica a la arquitectura y la información que ofrece en sus dibujos no es del tipo que se muestra para ser leída con la formalidad de un plano sino la de un simple dibujo. Su trazo en el dibujo se presenta entonces como un gesto individual para construir una imagen una idea, (en donde todo es línea y en algunos casos con planos de color) sea esta a partir un corte arquitectónico o una vista interior de algún espacio o también a partir de ironíasq simples como sus lenguas, como en “lengua para todos”.

En la última exposición que presentó (un mural en el espacio alterno de la galería de arte contemporáneo y diseño) ocupa igualmente su trazo pero en este caso para construir la perspectiva de otro espacio museístico (la galería Tate de Londres) pero lo singular de esta pieza es que la experiencia del dibujo se da en relación con el espacio tridimensional, es decir, la obra de activa en tanto que el espectador la asimila desde distintos puntos de vista al recorrer el espacio de la sala en donde se expuso y parecía entonces que la perspectiva de la representación de movía con el espectador. 

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